Mirando la vida con otros ojos.....a través de la Psicología
Muchas veces reflexionando y
charlando, bien en la consulta o en los talleres, llegamos a la conclusión de que estamos
agotados, sin energía, sin motivación para seguir adelante…, aspectos y situaciones
del día a día que antes hacíamos sin apenas darnos cuenta, sin utilizar excesivos
recursos de tiempo, energía, y casi de
manera automática, hoy se han convertido en esfuerzos extras y “nos cuesta
mucho” realizar esas tareas sin procrastinar y dejarlas para más tarde, aún
sabiendo que ese “más tarde” nos carga de más presión negativa y
preocupaciones.
¿Qué nos sucede?, ¿por qué ahora,
si hasta hoy habíamos podido hacerlo?...., a veces esas preguntas se amontonan
en nuestra mente, y en lugar de intentar averiguar qué nos sucede, nos tratamos
mal con nuestro diálogo interno, nos gustaría ser tan perfectos, ser súper
mujeres, súper hombres, abarcar todas las áreas de nuestras vidas sin
equivocarnos, haciéndolo lo mejor posible y al cien por cien de nuestras
posibilidades, a veces no nos damos cuenta y entramos en un círculo peligroso
de creer que tenemos que estar la mayoría del tiempo produciendo, y no
respetamos nuestras horas de descanso, ni nuestro tiempo libre, es decir
nuestra productividad nos lleva a sacrificar nuestro tiempo libre, que lo que nos guste vaya en detrimento de lo
que “debamos hacer “ ,no siendo conscientes que sacrificamos algo importante
por producir resultados, y al final esos mismos resultados pueden verse afectados
por nuestra falta de motivación.
Un ejemplo sencillo podría ser
cuando nuestro móvil tiene la batería baja, rápidamente buscamos una fuente
para cargarlo, no nos sirve de nada el seguir utilizando las aplicaciones,
juegos, redes sociales, cámara, llamadas….sin restringir su uso, porque sabemos
que si no tiene suficiente carga, cuanto más lo utilicemos antes se quedará sin
batería, lo que solemos hacer es buscar un punto de recarga, ¿por qué no
hacemos lo mismo hacia nosotros?, cuando nos falta energía, en lugar de “cargarnos
las pilas” lo que hacemos es esforzarnos más, con mensajes del tipo “tengo o
debería esforzarme más”, “antes podía”, “¿ por qué ahora no puedo?, “debería
hacerlo”, ….. y este diálogo, fomenta que estemos alimentando una situación
negativa en la que no vemos salida ni solución, al contrario, detectamos
autoimposiciones que se manifiestan con los “debería” o “tendría que”, y estos pensamientos erróneos están muy
relacionados con el perfeccionismo y con lo que nos exigimos a nosotros mismos.
Volviendo al ejemplo del
teléfono, si tenemos el aviso de que
tiene batería baja, y seguimos utilizándolo,
llegará un momento que si no tiene batería se va a apagar, por mucho que lo
animemos a seguir encendido o nos pongamos exigentes sobre que debe seguir
rindiendo…., esas pueden ser las indicaciones que nos damos a nosotros mismos
cuando estamos cansados, no siendo conscientes que la solución no es esforzarse
más, sino liberarse de lo que nos esté pesando, que podrían ser la negatividad,
los miedos, las imposiciones…..
En el caso de la batería del
móvil lo vemos muy claro, pero en
nuestro día a día y cuando se trata de nuestro agotamiento, ¿por qué no somos
tan flexibles y vemos la posibilidad de que nuestro cansancio hace que ya no
podamos rendir más?, ¿de dónde nos viene esa perfección, autoimpuesta o impuesta socialmente?, ¿qué
podríamos hacer para ser más felices y menos exigentes con nosotros mismos?.
Entonces vamos a compararnos con
los móviles, igual que cuando lo cargamos no lo utilizamos, también las
personas necesitamos ese tiempo de desconexión para nosotros mismos, para
ayudarnos a recuperar nuestra energía, fuerza y motivación, pudiendo ser con el
autoconocimiento de saber cómo funcionamos
y aprendiendo a gestionar nuestros problemas, y recuperar nuestra energía poniendo en práctica
aficiones que disfrutamos viviendo las sensaciones de aquí y ahora, sin reparar
en los miedos anticiparios del “y si…..”,
en los que ponemos el foco de atención en el futuro, o rememorando el pasado
con frases tipo “podría haber hecho otra cosa….”, cuando nos reconozcamos
centrándonos en el pasado o futuro, podemos hacer un ejercicio de realidad,
volver al sitio dónde nos encontramos y vivir lo que nos esté sucediendo por
ejemplo, si está lloviendo, podemos disfrutar el presente siendo conscientes del
olor a tierra mojada, sentir la temperatura de las gotas de lluvia, apreciar lo
positivo de ese momento. Se trataría, de prestar atención a nuestro presente y
nuestras vivencias del día a día, porque se pasa el valioso tiempo que tenemos a veces quejándonos
de situaciones que se escapan a nuestro control.
Algunas propuestas para ser más
felices podrían ser:
1. Dedicarnos tiempo al autoconocimiento y admitir
que no somos perfectos.
2. Respetar nuestros derechos básicos asertivos.
3. Mejorar
nuestro diálogo interno si detectamos que nos estamos “maltratando”.
4. Gestionar
nuestro tiempo, admitir que hay tiempo para producir, descansar y tiempo libre, porque es precisamente donde “cargamos
nuestras pilas”.
5. Poner
atención plena al aquí y el ahora, viviendo el presente.
6. Practicar
aficiones que nos motiven.
7. Ser
más positivos y centrarnos más en las soluciones que en los propios problemas.
8. Siendo
conscientes de nuestros miedos y enfrentándonos a ellos.
9. Aprender
cosas nuevas que nos ayuden a dejar atrás nuestra zona de confort en la que
muchas veces estamos instalados, por miedo a lo desconocido.
10. Felicitarnos
y premiarnos por lo que logramos en lugar de “regañarnos” por lo que no conseguimos.
¿Cuáles propuestas añadirías a
esta lista?.
Desde #VanesaRuizPsicología esperamos que la publicación haya sido de vuestro agrado.
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