viernes, 21 de febrero de 2020

El Peso de la Exigencia, los Miedos y la Negatividad





Mirando la vida con otros ojos.....a través de la Psicología



Muchas veces reflexionando y charlando, bien en la consulta o en los talleres,  llegamos a la conclusión de que estamos agotados, sin energía, sin motivación para seguir adelante…, aspectos y situaciones del día a día que antes hacíamos sin apenas darnos cuenta, sin utilizar excesivos recursos de tiempo, energía,  y casi de manera automática, hoy se han convertido en esfuerzos extras y “nos cuesta mucho” realizar esas tareas sin procrastinar y dejarlas para más tarde, aún sabiendo que ese “más tarde” nos carga de más presión negativa y preocupaciones.

¿Qué nos sucede?, ¿por qué ahora, si hasta hoy habíamos podido hacerlo?...., a veces esas preguntas se amontonan en nuestra mente, y en lugar de intentar averiguar qué nos sucede, nos tratamos mal con nuestro diálogo interno, nos gustaría ser tan perfectos, ser súper mujeres, súper hombres, abarcar todas las áreas de nuestras vidas sin equivocarnos, haciéndolo lo mejor posible y al cien por cien de nuestras posibilidades, a veces no nos damos cuenta y entramos en un círculo peligroso de creer que tenemos que estar la mayoría del tiempo produciendo, y no respetamos nuestras horas de descanso, ni nuestro tiempo libre, es decir nuestra productividad nos lleva a sacrificar nuestro tiempo libre,  que lo que nos guste vaya en detrimento de lo que “debamos hacer “ ,no siendo conscientes que sacrificamos algo importante por producir resultados, y al final esos mismos resultados pueden verse afectados por nuestra falta de motivación.




Un ejemplo sencillo podría ser cuando nuestro móvil tiene la batería baja, rápidamente buscamos una fuente para cargarlo, no nos sirve de nada el seguir utilizando las aplicaciones, juegos, redes sociales, cámara, llamadas….sin restringir su uso, porque sabemos que si no tiene suficiente carga, cuanto más lo utilicemos antes se quedará sin batería, lo que solemos hacer es buscar un punto de recarga, ¿por qué no hacemos lo mismo hacia nosotros?, cuando nos falta energía, en lugar de “cargarnos las pilas” lo que hacemos es esforzarnos más, con mensajes del tipo “tengo o debería esforzarme más”, “antes podía”, “¿ por qué ahora no puedo?, “debería hacerlo”, ….. y este diálogo, fomenta que estemos alimentando una situación negativa en la que no vemos salida ni solución, al contrario, detectamos autoimposiciones que se manifiestan con los “debería” o “tendría que”,  y estos pensamientos erróneos están muy relacionados con el perfeccionismo y con lo que nos exigimos a nosotros mismos.

Volviendo al ejemplo del teléfono, si  tenemos el aviso de que tiene batería baja, y seguimos  utilizándolo, llegará un momento que si no tiene batería se va a apagar, por mucho que lo animemos a seguir encendido o nos pongamos exigentes sobre que debe seguir rindiendo…., esas pueden ser las indicaciones que nos damos a nosotros mismos cuando estamos cansados, no siendo conscientes que la solución no es esforzarse más, sino liberarse de lo que nos esté pesando, que podrían ser la negatividad, los miedos, las imposiciones…..
En el caso de la batería del móvil lo vemos muy claro, pero  en nuestro día a día y cuando se trata de nuestro agotamiento, ¿por qué no somos tan flexibles y vemos la posibilidad de que nuestro cansancio hace que ya no podamos rendir más?, ¿de dónde nos viene esa perfección,  autoimpuesta o impuesta socialmente?, ¿qué podríamos hacer para ser más felices y menos exigentes con nosotros mismos?.

Entonces vamos a compararnos con los móviles, igual que cuando lo cargamos no lo utilizamos, también las personas necesitamos ese tiempo de desconexión para nosotros mismos, para ayudarnos a recuperar nuestra energía, fuerza y motivación, pudiendo ser con el autoconocimiento de saber cómo funcionamos  y aprendiendo a gestionar nuestros problemas, y  recuperar nuestra energía poniendo en práctica aficiones que disfrutamos viviendo las sensaciones de aquí y ahora, sin reparar en los miedos anticiparios del  “y si…..”, en los que ponemos el foco de atención en el futuro, o rememorando el pasado con frases tipo “podría haber hecho otra cosa….”, cuando nos reconozcamos centrándonos en el pasado o futuro, podemos hacer un ejercicio de realidad, volver al sitio dónde nos encontramos y vivir lo que nos esté sucediendo por ejemplo, si está lloviendo, podemos disfrutar el presente siendo conscientes del olor a tierra mojada, sentir la temperatura de las gotas de lluvia, apreciar lo positivo de ese momento. Se trataría, de prestar atención a nuestro presente y nuestras vivencias del día a día, porque se pasa  el valioso tiempo que tenemos a veces quejándonos de situaciones que se escapan a nuestro control.

Algunas propuestas para ser más felices podrían ser:

      1. Dedicarnos tiempo al autoconocimiento y admitir que no somos perfectos.
    2. Respetar nuestros derechos básicos asertivos.

   3. Mejorar nuestro diálogo interno si detectamos que nos estamos “maltratando”.
  4. Gestionar nuestro tiempo, admitir que hay tiempo para producir, descansar y  tiempo libre, porque es precisamente donde “cargamos nuestras pilas”.
   5. Poner atención plena al aquí y el ahora, viviendo el presente.
   6. Practicar aficiones que nos motiven.
   7. Ser más positivos y centrarnos más en las soluciones que en los propios problemas.
   8. Siendo conscientes de nuestros miedos y enfrentándonos a ellos.
   9. Aprender cosas nuevas que nos ayuden a dejar atrás nuestra zona de confort en la que muchas veces estamos instalados, por miedo a lo desconocido.
  10. Felicitarnos y premiarnos por lo que logramos en lugar de “regañarnos” por lo que no conseguimos.

¿Cuáles propuestas añadirías a esta lista?.


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